domingo, 10 de julio de 2011

Notas de un asesino (IV)

-¿Qué quiere que le diga?-Temblaban sus piernas. Me ponía nervioso.

-Busquemos la verdad ¿no cree?-Un disparo en una de ellas y la sangre humedeció su pantalón. Gritó con el contacto de la bala. Seguía el viento huracanado afuera.

Él intentaba tumbarse de una forma cómoda. Yo pisaba con fuerza la herida.

-¿Duele?

Apretaba los dientes. No aguantaría mucho desangrado.

-Mírame bien. ¿Recuerdas esta cara?-A esto le llamó disfrutar.

Le agarré de la cabeza y le pusé su cara a un palmo de mí. A los segundos, ya sabía quién era.

-Cabrón-me escupió.

-¿Yo? Tú mataste a tres inocentes banqueros-me limpié la cara y le golpeé en el pecho con mi revólver.

-Cabrón.

-¿No sabes decir nada más?

Él seguía mudo.

-Sí, mandaste mi foto a todos los periódicos. Sí, ví cómo me seguías. Sí, yo también te seguí. Sí, yo maté a los tres.

-Tú pagado por la CIA para meter a Alemania aún más en la guerra. Yo pagado por tí mismo para matarte. ¿Por qué?

-Seguiste los mismos pasos que yo, sólo que un poco por detrás. Eres mi falso culpable.

-Todos sabrán tu aspecto. Jamás podrás andar tranquilo.

-Mato gente. La tranquilidad no forma parte de mi trabajo.

Un agujero en su cabeza le silenció.

Al día siguiente, mi retrato en los diarios de todo el mundo, junto al de Thomas Scholl. Se me relacionaba como su cómplice. Portaba una gabardina negra y unas gafas. Mi pelo tenía color azabache y mi nariz salía de la bufanda que me rodeaba la cara cual topo que sale del hoyo.

Por primera vez, leí mi nombre, aunque fue sin que le otorgasen mayor importancia. No pasa nada, aparecería más...y el mundo aprendería a temerlo.

CONTINUARÁ

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