jueves, 28 de enero de 2016

Renacer

Una palabra y se deshace todo.

La bruma del alcohol invadió los confines de la razón. En un barco de recuerdos se marchó la decencia. Ningún faro a la vista.

Su mirada se perdió en un infinito de madera.

Una palabra.

Un reflejo distorsionado por las circunstancias líquidas. La tierra insistía a su hijo. El equilibrio roto, las risas enlatadas, el golpe seco.

Volaron las ganas y el círculo se estrechó. Luces rojas y azules. Neumáticos quemados.

Una.

El hilo se tensó hasta quebrarse. Mantas de leche y un goteo que no cesaba. La sombra vigilaba en una esquina de la cama.

Días hasta el veredicto. Se acabó. Ni una más.

-¿Qué vida es esa?- susurró débilmente.

-Una- sentenció el juez.

Se deshace todo.