martes, 22 de abril de 2014

κράτος

-Guapa, ponme un Red Label con agua. En vaso corto, nada de mariconadas de tubo. ¿Tú qué quieres, chaval?
-Un gin tonic con Bombay Saphire y Nordic Blue.
-Marchando.
-Vaya culo que tiene, ¿eh?
-Sí, no está mal.
-¿Que no está mal? Joder, recién salido de la universidad y con horchata en las venas, macho.
-Sin más.
-Se nota que la novia te ha cortado los huev... ¡Gracias, guapa!
-De nada.
-Lo que te decía, que te ha cortado los huevos la parienta. Pero qué tetas, por favor.
-A tu edad y más salido que un adolescente pajillero.
-Somos animales antes que humanos, jovenzuelo.
-Y salvajes antes que civilizados, querrás decir.
-Jajaja. Eres rápido, muchacho. Caerás bien por aquí.
-¿Otro periodista amigo de políticos? Espero colaboración, no amistad.
-Ay, te puede el idealismo.
-¿Ser profesional y ético es idealista?
-No, ahora que lo pienso, es utópico.
-Ja, muy gracioso.
-En la vida sólo se prospera con amistades, los méritos son para la galería de trofeos y poco más.
-Así me gusta, defendiendo el enchufe.
-Chorradas populistas, yo soy un defensor de la confianza y de la amistad.
-¿Nunca has oído aquello de "amistad y negocios, agua y aceite"?
-Te pierdes en las frasecitas de películas, muchacho. El mundo no funciona así, el mundo funciona gracias a las relaciones personales, a colocar a tu mejor amigo en un puesto de gobierno para que jamás te falle.
-Así va el país...
-Hay excepciones siempre, gente que pervierte el sistema, que lo usa para robar, para lucrarse. Pero son una minoría, siempre lo han sido y siempre lo serán. Ningún sistema puede sobrevivir siendo tan corrupto.
-Y si son una minoría, ¿por qué permanecen impunes? Bendito sistema el nuestro, que jamás condena a los criminales cercanos al poder y que encarcela a los inocentes ciudadanos que buscan mejorar las cosas.
-Ah, los famosos indignados... Esos no tienen ni puta idea de lo que quieren y reza para que nunca gobiernen.
-Actitud muy loable, esa de negar a los de abajo lo que les pertenece. Que estamos en democracia, que el Estado debería servir al interés del pueblo y no a los de unos pocos.
-Ya, ya, todas las decisiones importantes votadas por todos... ¡El caos, muchacho!
-El pueblo es soberano...
-El pueblo es irresponsable. ¿Cuántos pagarían impuestos voluntariamente? ¿No habría expropiaciones de la riqueza por el bien público? ¿Cómo eliminar el interés particular para satisfacer a todos? Populismo y utopía.
-¿Sois mejores vosotros, los políticos profesionales?
-Mejor no hay nada, sólo lo posible y lo imposible. Y lo que tú defiendes entra en lo segundo.
-¿Defiendes entonces lo posible, aunque sea malvado? ¿Por qué no intentar hacer realidad lo improbable, que las personas sean responsables?
-Cuando domine la sensatez, no habrá ni política ni periodismo. ¿Otra copa?