jueves, 14 de junio de 2018

Lopetegui o el Ícaro vasco


Otro Mundial más, pero sabemos que no es uno más. Con el recuerdo único y feliz de Sudáfrica y con la resaca de Brasil, España se enfrenta ahora en Rusia a un reto endiablado: que jugadores y nuevo cuerpo técnico recuperen la normalidad que les ha hecho invictos en la fase clasificatoria tras de la destitución de Julen Lopetegui como seleccionador nacional.

Entre la división de opiniones que copan los distintos medios de comunicación, hay un elemento de análisis que se ha minimizado: Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, rechazó la petición del máximo dirigente de la RFEF, Luis Rubiales, de retrasar el anuncio del ahora exseleccionador como nuevo entrenador del Real Madrid. Además, el club blanco se apresuró a lanzar el comunicado que certificaba el pago de la cláusula de todo un entrenador del combinado nacional, algo inédito o que yo al menos no recuerdo como aficionado. Cualquier malpensado diría que desde la Castellana se ha querido crear un conflicto en el seno de España a pocos días del debut contra la Portugal de Cristiano Ronaldo, pero no seré yo el que se apunte a semejante teoría de la conspiración.

Muchos aluden a casos como el de Luis Aragonés, Louis Van Gaal o Antonio Conte para señalar que hay precedentes de seleccionadores firmando con otros clubes en vísperas o durante un Mundial. En estos tres casos concretos, se obvia de manera interesada que todos terminaban contrato o ciclo al finalizar el torneo, no así Lopetegui, que hace escasas semanas firmaba por dos temporadas más con España.

Nunca se sabe lo que puede deparar el futuro, pero el preparador vasco parece haberse cerrado las puertas de la selección para siempre, por los modos en los que se ha anunciado su adiós y por su nula comunicación con la federación a la hora de hablar sobre los cantos de sirena que le llegaban desde la capital. Un hombre de su experiencia en el mundo del fútbol debería saber que la oportunidad de estar en la cita internacional de selecciones por excelencia representando a 47 millones de españoles es un hito único e irrepetible en la trayectoria de un entrenador. Su decisión de firmar por el Real Madrid mientras preparaba a los 23 seleccionados españoles recuerda en cierto modo a aquel Ícaro de la mitología clásica que, no contento con volar como los pájaros del cielo, también quiso acercarse al Sol con sus alas de cera. 

Veremos si la arrogancia del exguardameta de Logroñés, Barcelona y Real Madrid  termina igual que la tragedia del hijo del arquitecto Dédalo. Por lo pronto, se queda sin el honor de dirigir a España en un Mundial.

lunes, 20 de junio de 2016

El fin de existir




Los devenires de la vida (los peores, concretamente) siempre nos llevan a las grandes preguntas de la filosofía: quién soy, qué hago aquí y por qué existo.

Cada uno se crea respuestas subjetivas y personales a esas cuestiones. Creamos sentidos y destinos con objetivo de no darle muchas vueltas al asunto, no vaya a ser que nos convirtamos en robles milenarios que arguyen con el bosque acerca de la naturaleza del ser.

Sin embargo, creo que existe un fin universal de nuestra existencia y que solo pensando podemos entender nuestro papel en esta comedia. El objetivo compartido por todos los miembros de la entelequia llamada humanidad, al menos en mi teoría, es el de mejorar las condiciones de nosotros y de nuestros prójimos a corto plazo y el de dejar el mundo mejor que cuando nos lo encontramos a largo plazo.

Entendiendo esta verdad, vemos que la sociedad actual va algo desencaminada en el cumplimiento de dichas metas. Pero el ser humano es maravilloso y algunas personas han tomado conciencia de que hay que ir a esto y no a lo suyo. Esperemos que la fuerza de una minoría empuje al resto.

sábado, 18 de junio de 2016

La sonrisa morada


Hay experiencias que deben vivirse al menos una vez en la vida, ya que dotan de sentido tu existencia y te dan argumentos sobre la belleza de este mundo. Contemplar un amanecer desde la playa, hacer un safari, disparar un arma... y asistir a un acto de Podemos.

En el podemismo se respira una atmósfera especial, con gente de ojos vidriosos que portan con orgullo pegatinas y bandera moradas. Son la sal de la tierra, el pueblo elegido. Y lo saben los jefes de Podemos, que estimulan este sentimiento con la letanía de los mitines.

En primer lugar, los actos del partido morado nunca empiezan en la hora prevista. Eso da tiempo para que los asistentes interactúen entre ellos y hablen de su vida cotidiana, de cómo este encuentro supone un respiro de la neoliberal rutina. Además, la organización siempre tiene una serie de puestos repartidos por el recinto, donde bien pueden comprarse camisetas de Marx, textos de Gramsci, banderas moradas, tomarse una cerveza o dejar a los niños para que pinten cuernos a fotos de Rajoy.

Esta vez, en la Plaza de la Encarnación, el retraso fue de unos veinte minutos. Los ciudadanos, plenamente empoderados, se pusieron a cantar el clásico "Sí se puede" para amenizar la espera. Finalmente, apareció un señor, que se dirigió a la masa:

-¡Unidos...

-...Podemos!-respondió el público.

El salmo se repitió varias veces, hasta que el director de orquesta decidió que la muchedumbre ya había alcanzado el volumen adecuado para la entrada de los líderes. Cuando el gentío terminó de aplaudir, por la megafonía comenzó a sonar la canción de Oliver y Benji. Botes y cantos con el puño en alto, banderas ondeando, Iñigo Errejón haciendo el signo de la victoria, acompañado de representantes regionales y candidatos al Congreso de los Diputados.

Qué bella eres, socialdemocracia.

Antes de que hablara el gran líder nacional, le tocó dar el cante a los regionales. Apareció Sergio Pascual para dar las gracias a todos los pueblos y ciudades presentes en la cita. No mencionó a Almería. Sospecho que es provincia de la casta.

A continuación, empezó su discurso propiamente político. La gente corriente sonríe, hay miedo en el PSOE, olivares en Cádiz y Jordi Sevilla traidor a la patria. Todo ello en el espacio de diez minutos. La gente corriente asintió con un "Sí se puede".

El ex-JEMAD Julio Rodríguez, por su parte, nos contó que un matrimonio de Talavera de la Reina había montado un bar llamado "La Moradita". Entiendo que será un Casa Pepe con tricolores y efigies de Julio Anguita.

Me habría quedado más, pero el señor Avizorado, persona sensata y escéptica por naturaleza, tocó retirada. Demasiadas sonrisas por hoy.