domingo, 30 de octubre de 2011

Notas de un asesino (VI)

Me despertaba cada noche a las 3 de la mañana. Oía los ladridos de Park, el perro de mi vecino. Toda mi familia seguía durmiendo, excepto yo. Cambiaba mi posición, me tapaba los oídos con la almohada... pero ahí seguía el ruido incesante. Desayunaba a la mañana siguiente unas ricas ojeras.

Un día pensé matarlo. 

Cogí un cuchillo de cocina. Lo afilé con el tenedor. Practiqué con la almohada por donde iba a rajarle, sin llegar a romperla. Y esperé hasta las 3 de la noche, tomando un litro de Coca Cola y un paquete de patatas fritas en mi vigía.

El rugir del lobo domesticado. Comenzaba la fiesta.

Salí por la ventana de la cocina con el arma blanca en la mano. Al final del jardín, el perro asomado a la valla, gruñendo y con ganas de entrar en la casa de mi familia. Fuí acercándome, sin prisa pero sin pausa. Me fijé en que se trataba de un bello Golden Terrier. Poco me importaba.

Le localizé el cuello y apunté con la punta del cuchillo...

Un golpe en el pecho me tiró al suelo. El vecino cruzó la valla con una escopeta de bolas de goma en su mano. Me pisó la mano para que soltara el cuchillo al que seguía aferrado. Tuvo que insistir hasta que lo tiré a lo lejos. Dibujó una leve sonrisa en sus dientes amarillos y me dijo:

-La próxima vez te dispararé a la cabeza y con balas de verdad.

Me faltaba la respiración. Solo podía observar como aquel tipo de 30 años me desafiaba teniendo yo 10 años. 

CONTINUARÁ




domingo, 23 de octubre de 2011

Esas noches, estas mañanas

¿La cascada? No, la ducha. ¿Quién es esa sombra que me mira y me moja? 

Seis reyes gobiernan en un solo vaso: brandy, whisky, vodka, tequila, ginebra y ron. Murieron todos en el foso de mi garganta.

Agua hervida que pasa a congelada con un click. El pelo se pega a la frente y no veo mis pies. Una mano me golpea en la rodilla y me grita que me despierte. Qué humos para tan poco tren.

Trompetas del cielo. Sonidos latinos. Perdona, paso. Eh, no me roces el culo. Guau ¿y esa de la tarima? Aquí  bien ¿no? Pues a bailar.

¡Ruge el estómago buscando la comida del empate! ¡Desplaza el juego a la cocina, donde parece que el frigorífico podría tener la clave! ¡Pero no! ¡Es domingo y ya no quedan ni yogures de piña! ¡Los dolores de cabeza inician la contra! ¡No hay ninguna oposición! ¡La garganta se resiente y no puede hacer nada para impedir lo inevitable! ¡El gol que sentencia el día!

-¿Esta noche salimos?

-Ok, damos una vuelta y me voy.

-Vale, adiós.

(Representación dialéctica del autoengaño)





miércoles, 19 de octubre de 2011

Alegría

No creo en la felicidad porque es el monopolio de los inconscientes. Nunca he visto a alguien inteligente que sonría de forma sincera ni lo veré jamás. Si te pones a pensar en tu vida, nunca hallas nada satisfactorio. Te acuerdas de lo que dejaste atrás para llegar hasta donde estás. Un cementerio de sueños y aspiraciones por cuyas tumbas vagas sin rumbo fijo, esperando que alguno resucite. Aún sabiendo que es imposible.

¿Qué buscas en tu existencia? ¿Dinero por tu trabajo, fama por tus logros, amor por alguien concreto? Te aconsejo que lo escribas en una hoja. Argumenta por qué lo anhelas, reflexiona sobre la posibilidad de conseguirlo, imagina cómo cambiaría tu vida. Cuando termines, haz una bola con el papel y tíralo a la basura. Así te harás una idea de lo que encontrarás después de tantos años.

Y con todo, siempre hay luz al final de las tinieblas.

martes, 11 de octubre de 2011

Misma pregunta y... sí, misma respuesta

¿Dónde estás cada vez que lo creado por tí se convierte en una trampa mortal? ¿Cómo puedes existir, si permites que millones de personas mueran de hambre? ¿Realmente consientes que nuestros gobernantes no miren por nuestro bien, sino por el suyo propio? ¿Cabe mayor vergüenza que bajo tu nombre se haya asesinado?

Me pregunto esto cada vez que dudo. Espero respuesta, pero ya la sé en el fondo. Y perdona que te busque, cuando yo soy realmente la que no me encuentro.

domingo, 2 de octubre de 2011

Escape

-¿Sabes que he descubierto en esta vida?

-¿El qué?

-Que siempre podremos huir de todo menos de la muerte.

-¿Menos de la muerte?

-Bueno, solo se puede huir de algo que te esperas.

-¿Y la muerte no se espera?

-Evidentemente, no.

-¿Cómo que no? Morir es lo único seguro.

-Pero también lo único sin decidir.

-Todos los ríos tienen su curso. Te irás en el momento que debas irte.

-¿Destino?

-Providencia.

-Fanatismos religiosos los justos.

-Lo que está escrito...

-Se puede borrar.

-No puedes intentar llevar la razón siempre.

-Ni tú equivocarte siempre, aunque sigues sorprendiéndome.

Fin del mundo

Bailé en una local de París a las 5 de la mañana. Al ritmo de una belleza silenciosa, aunque diría más bien clásica, que movía sus labios con precisión y sensualidad, al igual que su cuerpo, y vestía en un tono celeste claro, como si quisiera que la confundieran con un ángel.

Me fuí con ella un rato más tarde, el barman empezaba a pasar la escoba por su establecimiento, ya se había quedado vacío. Le puse mi traje sobre sus hombros desnudos para que no se resfriase. Paseamos por los Campos de Marte, con el sol temprano deslumbrando los hierros de la Tour Eiffel. Exhaustos de los encantos nocturnos, nos tumbamos en el césped. Ella usó mi americana como manta y se quedó dormida, no sin antes mirarme con sus ojos claros y cristalinos de cascada nórdica. Le acaricié el pelo suavemente y también caí rendido. Tuve que despertarme poco después por el retumbar de las trompetas.