martes, 26 de abril de 2011

Abre y recuerda

Querida:

No hace falta que te diga quién soy. Mi letra es reconocible y ya sabes que jamás te mandaría esto por Internet. Me apasiona lo retro y solo un papel reflejaría lo que de verdad quiero expresar. Aunque he de reconocer que el traqueteo del tren ha complicado mi escritura, deseaba hacerlo también por ti. Las cartas representan un bien escaso hoy, al igual que tú.

Hubo un tiempo en el que era un romántico de noches, un recuerdo de resaca, un espacio vacío en las camas. Cambié. Te vi. No fuiste mi satisfacción de madrugada, sino mi delicia ocasional. Eran muchos, iguales a mí, los que se prendaron de tu encanto. Tú siempre les eras amable, incluso en el rechazo. Jamás los ahogaste por tus palabras, fueron ellos los que persiguieron tu sombra y se precipitaron a lo más profundo del océano.

Te puse a prueba. No quería tener un amor muerto antes de empezar. Cumpliste en todo. Los pocos fallos  que tenías te embellecían aún más. Porque tu divinidad no caía, tu gracia no desaparecía y tu mirada no se desvanecía. Verte pasar me llenaba más que el desfile de variedades semanal.

Jamás te conseguiré, lo sé. El destino quiso que nos conociéramos cuando ya se habían tirado los dados. No pierdo la esperanza, como tampoco pierdo la ilusión de tocar tu cabello cada vez que un trozo de comida se te engancha. Lo que si pierdo es la cabeza, ya que tú siempre me recordarás como "ese tío simpático, que tiene siempre una sonrisa para cada persona que le habla", mientras que yo me considero un espejo que refleja lo que quieren ver los demás. Dame una pera y te conseguiré un coche. Así soy yo. Maldito yo.

Siempre envidiaré a los que te tengan y susurraré para mis adentros: "Soy mejor en todo, solo son gusanos a mi lado, no te comprenden, te hacen sufrir, no te hacen ser mejor persona..." Sí, efectivamente, soy la persona que se vende a sí mismo. Tú eres la primera que lo solicita implícitamente, ya que te gustan estúpidos y que te laman el culo. No alcanzaré a comprender esa fascinación tuya por la vulgaridad y la mediocridad. Del buffet libre que te ha servido tu propia naturaleza, siempre coges el huevo blando por fuera y seco por dentro.

No sé si leerás entera. A lo mejor la abres de la emoción que provoca la carta de un viejo compañero y al segundo párrafo abandonas por lo que contiene. Si has aguantado hasta aquí, te informaré de que me divorcié de tu mejor amiga. No consentí que se enfadara contigo, por sus sospechas de que me atraías más allá de lo físico. Se lo afirmé y añadí que ella me gustaba sin el "más allá de". Una palurda de largas piernas. Si ocupara treinta minutos de mi cabeza la despreciaría.

Debo despedirme. El móvil recibe continuamente llamadas desde las cuatro esquinas del mundo y no podré alimentarme unícamente con tu recuerdo, aunque me encantaría.

Atentamente, ese tío simpático

P.D: Lástima que no seas una pera.

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