martes, 17 de enero de 2012

¿Extraños?

Blanco, amarillo, negro. No nos diferenciamos mucho de los niños. Por instinto, la gran mayoría de las personas consideramos que nuestro rasgo más distintivo es el color de nuestra piel. Con ese dato realizamos asociaciones inconscientes, como determinar de qué país procede o a qué clase social pertenece. Suena racista, pero los humanos podemos ser así de mezquinos.

Debemos reconocer que no nos entendemos en la mayoría de las ocasiones, que chocamos en tantas cuestiones que resultan imposibles de enumerar en su totalidad. Pero, sin embargo, toda nuestra historia consiste en acercanos a ellos aún más y en mayor grado de igualdad. En la actualidad, nos resultaría extraño no cruzarnos por la calle con un musulmán o con un latino. Muchos forman parte de nuestra sociedad.

Y algunos de nuestra vida.

¿Por qué hubo gente que los odió, odia y odiará tanto? Si ellos quieren lo mismo que nosotros: la felicidad propia y la de los que le rodean.

No hay comentarios:

Publicar un comentario