jueves, 15 de enero de 2015

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero..."

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero han sido estúpidos al seguir publicando caricaturas a Mahoma".

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero como religioso me ofende que se rían de mis creencias".

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero Mahoma no debe ser dibujado".

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero la libertad de expresión tiene límites".

"Yo condeno el atentado a Charlie Hebdo, pero..." no es condenar, sino justificar, decir que las víctimas se lo merecieron por sus acciones anteriores. En Charlie Hebdo ridiculizaron a Mahoma, pero también a Cristo, al papa Benedicto XVI y a rabinos, porque su libertad de expresión se lo permitía, porque en Europa vivimos en un sistema más libre que otros, desde donde precisamente se amenazaba a los dibujantes. Y esas amenazas contaron con la comprensión de líderes occidentales como nuestro ex-presidente Zapatero o mandatarios árabes como el primer ministro Erdogan.

Y, no, no hay que respetar a ninguna religión. Ninguna ha sido tolerante por sí misma, así que nosotros no debemos ser menos.  Si cometemos blasfemia contra Alá, Dios o Cthulhu, pues orgullosos de ser blasfemos. Sólo se puede ser considerado con los individuos y con su derecho a creer en ideas, pero eso no significa ser sumisos ante creencias que no acatamos. Quien no entienda esto, no entiende la libertad de expresión.

Yo soy blasfemia, yo soy sátira, yo soy libertad de expresión, yo soy Charlie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario